Prolapso post parto

Prolapso Vaginal PostParto Urólogo Quito Dr. Sebastián Hervas-min

Ser madre es una experiencia maravillosa, y los meses tras el parto son el comienzo de una etapa nueva, excitante y preciosa. Sin embargo, es posible que notemos cómo nuestro cuerpo ha cambiado durante el embarazo. Flacidez, incontinencia o aumentos de peso pueden ser algunas de las consecuencias físicas del embarazo, por lo que los cuidados del suelo pélvico postparto se convierten en imprescindibles.

¿Qué es el suelo pélvico?
El suelo pélvico es el conjunto de músculos y ligamentos que conforman la parte inferior de la cavidad abdominal de las mujeres. Su función es la de sostener los órganos pélvicos: la vejiga, la uretra, el útero, la vagina y el recto. Es muy importante que se encuentre en forma ya que, si se debilita, puede provocar disfunciones sexuales, dolor lumbar o incontinencia urinaria entre otros síntomas.

El suelo pélvico después del embarazo
Aunque la musculatura del suelo pélvico se debilita con los años o a causa de una actividad física como correr, este debilitamiento es especialmente frecuente durante el embarazo. Debido a una serie de cambios se disminuye el tono muscular, lo que nos provoca una incapacidad para contraer y relajar la zona del perineo de manera voluntaria.

Algunos de estos cambios incluyen el aumento de producción de hormonas como la progesterona o la relaxina, que favorecen la relajación de los ligamentos perineales y abdominales. Además, el aumento constante de peso y el crecimiento del útero durante los nueve meses de embarazo afectan directamente a la zona perineal aumentando la presión que ejercen en la zona. Por ello, son frecuentes los cambios en la postura y en la anatomía o los casos de mujeres embarazadas que sufren de estreñimiento.

Pero esto no acaba ahí y es que, durante el parto, nuestro cuerpo también sufre modificaciones en la distensión de la musculatura perineal, especialmente durante la etapa del expulsivo y alumbramiento y por la propia posición ginecológica, exceptuando los casos de mujeres que dan a luz por cesárea, quienes únicamente experimentan los cambios en el suelo pélvico propios del embarazo.

Una de las consecuencias más importantes de la pérdida de rigidez muscular es la incontinencia urinaria de esfuerzo, es decir, las pequeñas pérdidas de orina que sufrimos cuando aumenta la presión intraabdominal como al toser, correr o reír.

También puede presentarse incontinencia fecal, disfunciones sexuales y prolapso, o descenso de las vísceras abdominales por la vagina, entre otros cambios internos.

¿Qué es el prolapso?
El prolapso uterino ocurre cuando los órganos intraabdominales se deslizan hacia la vagina debido a una débil sujeción de los músculos pélvicos.

Uno de los síntomas más habituales de prolapso es la incontinencia urinaria postparto, ya que como hemos visto anteriormente, con el embarazo y, posteriormente con el alumbramiento, perdemos la rigidez muscular que nos permite la contracción voluntaria del suelo pélvico.

Sin embargo, no todas las mujeres que sufren de incontinencia urinaria femenina van a sufrir prolapso, aunque las pérdidas de orina son una señal inequívoca hacia su diagnóstico. Otros de los síntomas son la tirantez o pesadez en la pelvis, problemas intestinales o la sensación de estar sentados sobre una pequeña pelota.

Para evitarlo, se recomienda hacer movimientos Kegel u otros ejercicios que fortalezcan el suelo pélvico, tratar el estreñimiento -con la ingesta de fibra y de líquidos, o con ayuda profesional- evitar el aumento de peso y dejar de fumar, ya que la bronquitis o la tos crónica son factores de riesgo para el prolapso.

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